La revisión de traducciones es uno de los aspectos de la traducción que más quebraderos de cabeza da a los traductores profesionales. Mientras que algunos expertos opinan que si una traducción necesita ser revisada no puede considerarse traducción, otros afirman que la revisión es un instrumento imprescindible, no sólo para el traductor ya formado, sino para aquellos estudiantes que están comenzando a desenvolverse en el mundo laboral y que necesitan un refuerzo en la adquisición de habilidades básicas. La revisión les concedería un plus de confianza en sí mismos y esto podría conducirles a una mayor eficacia en su trabajo.
Pongámonos en la piel de un traductor que ha finalizado su “borrador”. ¿Qué pasos debe seguir a continuación? ¿Es él/ella la persona más indicada para corregir su propio trabajo?
Por descontado, el objetivo de la revisión es el de ofrecer la mayor perfección posible a una traducción, y quién mejor que el propio traductor para tener la última palabra sobre su texto. Sin embargo, el papel del revisor es altamente recomendable. ¿Por qué? Ahora lo analizamos.
CLAVES PARA CONSEGUIR UNA TRADUCCIÓN DE CALIDAD
Lo ideal es comenzar con la elaboración de un borrador, y una vez terminado, intentar buscar solución a los problemas que se nos hayan planteado. Antes de poner nuestro texto en manos de un revisor, es recomendable realizar una autorrevisión, con el fin de corregir problemas gramaticales u ortográficos, de coherencia, etc.
Una vez realizada la autocorrección, tenemos dos opciones:
- Entregar nuestro trabajo al revisor y despreocuparnos. Es lo que denominamos “edición”. La responsabilidad recae en el revisor, pues es él quien tiene la última palabra.
- Aceptamos los comentarios del revisor sobre nuestra traducción, nos entrega su informe y corregimos aquello que consideremos oportuno. Es lo que conocemos como “validación”. En este caso, el revisor actúa como primer lector, con lo que es una buena opción. ¿El problema? Para elegir esta opción necesitamos tiempo.
Pero lo que de verdad nos trae a leer este artículo son las técnicas de revisión. ¿Cuáles son y en qué consisten?
- La primera de ellas es la revisión a través de algún sistema de traducción automática. Es el método menos aconsejado, ya que los programas del tipo de Google Translator no pueden asegurarnos una traducción fiable. Más bien todo lo contrario. Podemos confundirnos aún más, pues estos programas no captan dobles sentidos, sino que traducen de manera literal.
- La segunda es la revisión llevada a cabo por el mismo traductor. Es mejor opción que la anterior, pero aun así, siendo realizada por la misma persona que tradujo el documento, puede que conlleve que ciertos errores se pasen por alto, o incluso que se escapen matices. Dentro de la Norma Europea sobre calidad de la Traducción, se asegura que es mejor que la traducción y la revisión sean realizadas por profesionales diferentes.
- La tercera y última es también la más aconsejada, la revisión llevada a cabo por un segundo traductor. Este segundo profesional podrá revisar el texto sin estar sugestionado por haber realizado la traducción, y le será más fácil ver los fallos o mejoras que puede aplicar al texto.
¿QUÉ CONCLUSIONES SE PUEDEN OBTENER?
Podemos asegurar que dependiendo de la naturaleza del texto y del tiempo del que dispongamos, nos convendrá más un método u otro. Si el texto es sencillo, entonces bastará con que el revisor lo edite para que solucione los pequeños errores que pueda contener la traducción, pero si el texto es de mayor envergadura (como es el caso de un libro completo o un videojuego) convendría tener una segunda opinión más detallada.