MAQUETACIÓN

Cuando realizamos un trabajo de cualquier tipo debemos cumplir ante todo con nuestro objetivo principal, que esté bien ejecutado, pero además de esto, si nuestro trabajo va a ser visto por más personas, debemos cuidar (¡y mucho!) la estética. Así pues, si debemos elaborar un libro, una revista, una página web, un diario, o cualquier publicación, es necesario que los elementos utilizados tengan armonía y provoquen el lector las ganas suficiente para continuar leyendo. En estos casos siempre se hace referencia a un concepto que no es conocido por todo el mundo, la maquetación.

¿Qué es?

Los primeros periódicos modernos aparecen a mediados del siglo XIX, y poco a poco pero sin detenerse, el avance de las tecnologías de impresión y de diseño confiere multitud de cambios y mejoras en el formato de los diarios, con el fin de hacer más comprensible su lectura y ganar un mayor número de lectores. Estos pequeños cambios, que continúan hasta el siglo XX, consistían en eliminar parte de la ingente masa escrita y la gran cantidad de titulares, siguiendo tipologías y anchos de columna más estandarizados e incluyendo algo de contenido visual, como fotografías que se intercalaban con el texto, así como un mayor número de espacios en blanco, que buscaban llevar la atención del lector al contenido deseado sin provocar cansancio en la vista de este. Es así como poco a poco va forjándose esta labor de diseño que, posteriormente, denominaríamos maquetación.

Así pues, podemos concebir la maquetación como una especialidad dentro del diseño gráfico, que puede definirse como la acción de construir un diseño estructurado en un espacio a partir de una serie de textos, imágenes, ilustraciones, títulos, tablas, así como contenido audiovisual. Puede tener lugar tanto en medios escritos como electrónicos.

La maquetación no se limita a colocar elementos de forma aleatoria, dejando todo en manos de la creación, -que puede ser mayor o menor en la persona que está desarrollando la labor-, sino que requiere una combinación de conocimientos en diseño gráfico y editorial y, por supuesto, sentido común.

Para llevar a cabo una maquetación, es necesario que exista un estudio y diseño previo a la composición. Normalmente diseñador y maquetador suelen ser la misma persona, aunque en empresas de mayor envergadura o editoriales, podemos encontrar dos departamentos diferentes que se reparten el trabajo.

¿Cómo se utiliza en traducción y por qué es tan importante?

Al igual que sucede con otros tipos de textos, la maquetación es algo esencial dentro de la traducción, ya que para que esta sea de calidad, debe respetar al máximo el contenido original, incluyendo el formato.

Es normal que los textos traducidos difieran de los originales en longitud y formato, ya que la extensión de las frases suele ser diferente para cada idioma, con lo que es necesario adecuarlos. La labor de la maquetación está bastante próxima a la de la localización, que trata de adaptar el nuevo contenido con el fin de crear un producto o servicio que se adecue a un idioma y cultura de un determinado mercado.

¿Quién suele encargase de ello en un proyecto de traducción?

El maquetador suele ser la persona encargada de hacer que la traducción, realizada y revisada esté igual o mejor que el texto original. Cada vez más, grandes empresas y agencias se sienten en la necesidad de contratar profesionales en maquetación, y si bien es cierto que en medianas empresas, se suele prescindir  de maquetadores, a la hora de contratar nuevo personal, se valora muchísimo que el traductor tenga conocimientos en esta rama del diseño.

Tras esta precisión podemos preguntarnos, ¿entonces quién es más eficiente en la maquetación, el maquetador o el traductor? Pues bien, aunque los maquetadores y traductores autónomos trabajan normalmente en condiciones similares, es cierto que los maquetadores pueden tener más conocimiento en herramientas especializadas, que es necesario saber manejar. Pero si nos vamos al terreno de la maquetación multilingüe, el maquetador deberá realizar un enorme esfuerzo en maquetar textos que estén en idiomas que no domina, esfuerzo que se ve aún más acrecentado si tenemos en cuenta que existe la posibilidad de enfrentar idiomas que empleen grafías diferentes a la de su lengua nativa. En este caso, el traductor, que acostumbra a trabajar con textos de diferentes lenguas puede realizar esta tarea con un menor esfuerzo.

 En definitiva, la maquetación suele ser la aliada perfecta en cualquier elaboración que busque tener un gran impacto visual. Como hemos comentado, no es menos importante en el campo de la traducción, puesto que si lo que deseamos es que nuestras traducciones se consideren de calidad, no sólo debemos atender a aspectos esenciales como el contenido, sino también a cómo desarrollamos el estilo del mismo, acercándonos hasta el más mínimo detalle al texto original, para reproducirlo e incluso, mejorarlo.

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